miércoles, 30 de mayo de 2012

Ricard 45 Pastis de Marsella, dulce recuerdo de Francia.


Hace ya varios años que estuve en Paris para ver la última jornada del torneo 6 naciones de rugby entre Francia e Inglaterra y conocer un poco de la cultura francesa.


Cuatro amigos disfrutando durante varios días de las bondades y las clavadas de la ciudad de la luz, tuvimos nuestros momentos turísticos, Museo del Louvre, Notre Dame, Café de Flore donde probé la cerveza más rica de mi vida a nueve euros los 20 cl…, también hubo momentos de ocio con amigos que viven allí que nos llevaron a beber chupitos (shots) de ron macerados con diferentes frutas y especies., etc.

Uno de mis amigos, francés él, me dijo que no podíamos irnos de Francia sin disfrutar de una copa de Pastis, así que en una de nuestros paseos entre en una pequeña licorería y compre una botella de Ricard 45 Pastis de Marsella.

Antes de seguir expliquemos que es el Pastis para el que no lo sepa, es un anís típico de Francia cuyo contenido alcohólico ronda los 40-45%, en nuestro caso 45. El Pastis se bebe diluido, en una proporción estándar de cinco volúmenes de agua por uno de pastís, lo cual disminuye la gradación alcohólica de la bebida a un 7% aproximadamente. El color ámbar transparente de la bebida, al mezclarse con agua, pasa a ser amarillento y lechoso. Esta bebida se consume fría, muchas veces con hielo.

En el caso de Ricard 45 Pastis de Marsella, el sabor del anís se matiza por la redondez del regaliz y se acompaña ala final de una gran finura aromática en notas florales, frutadas y picantes.

Retomando la historia diré que la botella no llegó a España es más no vio un nuevo amanecer, conforme llego al hotel nos quedamos hablando y me dio por sacar la botella, rápidamente bajamos a comprar agua y empezamos a mezclar y beber. El sabor dulce y el frescor del agua hace que no te des cuenta de lo que bebes pero el resto de habitaciones del pasillo si, no fueron pocos los vecinos que vinieron a pedir que exaltásemos nuestra amistad más bajito.

A la mañana siguiente no hubo rastro de la tan temida resaca, en parte debido a la gran proporción de agua que tomamos aquella noche. Así que no puedo más que decir que guardo un dulce recuerdo de aquel viaje a Francia.

Por cierto beber con moderación es tu responsabilidad.