Jägermeister es un licor de 35º, elaborado en Alemania
con 56 ingredientes diferentes, con un sabor distinto y original, lleno de
matices dulces y amargos… a algunos les sabe a jarabe a otros a colutorio bucal
pero nadie deja de beberla.
Según la propia firma “es la octava marca de bebidas
premium más vendida en todo el mundo. Cada día alguien en alguna parte del
planeta descubre a qué sabe un Jägermeister bien frío…”
Nos indican que para beberlo debemos hacerlo “en chupito
siempre muy frío (-20ºC), directamente del congelador y de un trago. Para
garantizar que realmente lo tomas helado, contamos con nuestras “tap machines”,
que hoy en día puedes encontrar en muchos de los sitios por los que te mueves
de noche.” Las “tap machines” son unas maquinas del infierno que yo sólo he
visto en el Big Ben en la sevillana calle Betis.
También se usa en algunos cócteles que veremos más
adelante.
Mi relación con esta bebida se remite a noches de
celebraciones y a unos tres o cuatros chupitos intercalados con cerveza o
incluso algún long drink. Mi último encuentro fue el día de mi cumpleaños en el
bar antes mencionado con unos buenos amigos y por supuesto Marta propietaria y
alma del Big Ben.