Hace ya varios años coincidí con el maestro ronero Luis
Figueroa y además de conversar de muchas cosas, entre ellas la conveniencia o
no de usar rones añejos en la elaboración del mojito, terminamos disfrutando de
algunas copas elaboradas con los rones de Cacique.
De todas aquellas copas que disfrutamos hubo una que se quedo para siempre en mi mente y el otro día volví a pedir pese a la extrañeza primera del camarero me preparó gustosamente para el catarla también. La copa en cuestión no es otra que un combinado entre Cacique 500 y tónica rematado con un toque de nuez moscada.
El balance que se encuentra es la copa es muy diferente
que el que solemos encontrar en un combinado de ron normal, ya que el dulzor
del ron y el amargo de la quinina se reducen considerablemente dando como
resultado un refrescante combinado de ron sin ser empalagoso por el excesivo
dulzor.
Así que ya tenemos una nueva forma de disfrutar de
nuestro ron en este caso de nuestro Cacique 500.